Los panes y los peces

Autor: Ricardo Morado

 

En la mayor parte de las ocasiones, cuando procedo al cambio de sábanas de la cama y llega el momento de rellenar las almohadas, me suele pasar que tengo que aplicar un esfuerzo considerable para que la funda coincida con el relleno y el conjunto quede acorde a lo que se espera.

De hecho, hay veces en las que la funda queda demasiado ajustada, o el relleno de la almohada “flota” literalmente dentro de una funda demasiado holgada.

Rara vez queda bien.

En Galicia, una vez confirmadas las listas electorales de Vox a los escasos ayuntamientos en los que ha conseguido confeccionar candidaturas, asistimos a una situación muy parecida.

El “relleno” no se ajusta con la funda y como (casi) siempre, se ha ido tarde, mal y a rastro.

Con el plazo de presentación de candidaturas expirado, de las 313 oportunidades electorales en forma de municipios, que existen en Galicia, de cara a la cita de mayo, se han aprovechado 3913 en La Coruña, 8 en Lugo, 9 en Orense y 9 en Pontevedra.

39 de 313, después de entender, de una forma que hay que reconocer como muy original, que el municipalismo consiste en presentar candidatos un par de meses antes de la convocatoria electoral. Un plan sin fisuras…

Calculen ustedes mismos el porcentaje. Pero, a mí, el dato no me coincide con el relato que pudimos escuchar de labios del anterior Secretario General de Vox, Javier Ortega Smith, en el que afirmaba, en octubre del año pasado, que el partido presentaría candidaturas en la práctica totalidad de los ayuntamientos de España. 

Con el paso del tiempo he entendido que, tal vez, se refería a otro partido.

Y cuando hablo de relleno, no sólo me refiero a cómo se han confeccionado las candidaturas, ni de cómo se han conseguido completar algunas de ellas, sobre eso pueden hacerse una idea ustedes mismos…

Hablo también de cosas como de que tenemos un candidato a la alcaldía de Santiago de Compostela que, hace apenas unos meses, pretendía disputar la presidencia del PP compostelano al que el próximo 28 de mayo será uno de sus rivales, refiriéndose a él como un excelente candidato a la alcaldía. La campaña electoral del Partido Popular en Santiago de Compostela ya está hecha antes del pistoletazo de salida.

Hablo también de cosas como de que tenemos una candidata a la alcaldía de La Coruña que admite, abiertamente, haber recibido instrucciones directas de Manuel Mariscal, según las cuales tiene que pasar desapercibida y no conceder ninguna entrevista, jactándose de seguir esas órdenes a pies juntillas, mientras que afirma, tajantemente, en las escasas mesas informativas que se llevan a cabo en su provincia, que la política no es para los jóvenes y que, mejor, que no estén en sus carpas.

Hablo también de cosas como de que tenemos un candidato a la alcaldía de Orense, ex alto cargo de la Xunta del PP, que, en su primera comparecencia pública tras ser nombrado Presidente del Comité Ejecutivo Provincial de Vox Orense, a finales del año pasado, apareció ataviado con la chaqueta que los altos cargos del Partido Popular utilizaban en sus apariciones públicas, con el logo de la Xunta de Galicia y el del Xacobeo 2021-2022.

Hablo también de cosas como de que tenemos un candidato a la alcaldía de Marín que formó parte de la candidatura socialista en el 2015. En este caso, incluso me parece digno de alabanza el hecho de una conversión tan acertada; pero siento muchísima curiosidad por saber lo que los “muy cafeteros” pensarían u opinarían en el caso de que esa conversión fuera en otro sentido y un excandidato de Vox se presentara, por el ejemplo, por el PSOE.

Hablo también de cosas como de que tenemos un candidato a la alcaldía de Cambre que, siendo colaborador activo de una asociación que no nombraré, en una mesa informativa de esa asociación, en Vigo, el 18 de septiembre del año pasado, coincidía con un servidor de ustedes, que cubría informativamente ese evento y me confesaba (abierta y directamente) que la gestión de Vox en Galicia es un auténtico desastre y, muy especialmente la de Vox La Coruña, hasta el punto de que se encontraba totalmente desconectado (después de haber sido bastante activo en el pasado) y no quería saber nada del tema. Apenas seis meses después, candidato.

Desconozco si mentía pero, desde luego, por cosas así es por lo que muchos nos fuimos del partido en su momento, por personas a las que les da igual tres que treinta y tres, con tal de no incomodar a nadie. A veces incomodar es imprescindible.

Le deseo suerte.

Hablo también de cosas como de que tenemos un intento de confección de lista electoral en Ferrol que, a la sazón, es la séptima ciudad de Galicia, en el que el Comité Ejecutivo Provincial de Vox en La Coruña convocó a reunión a los afiliados del partido en la ciudad departamental y de las siete personas que acudieron a esa cita, seis se negaron a ser “relleno” de una lista desconocida.

En esa misma reunión, como el relleno no era suficiente para la funda de la almohada, se optó por dejar sin candidaturas los ayuntamientos de Ferrol, Narón (octava ciudad de Galicia), Fene, Pontedeume, Valdoviño y todas las localidades limítrofes restantes.

Cuerpo a tierra…

Tiempo después, el 19 de abril, ante la imperiosa necesidad de presentar listas en, al menos, las siete principales ciudades de Galicia (la octava ya, si eso, para otra ocasión…), aparecía en la prensa local la presentación de un candidato “paracaidista”, José Enrique Fernández del Campo Carreño, más conocido en los círculos del pádel como Pepe Celedonio; ante el estupor del equipo de trabajo de Vox en la ciudad departamental, que ni siquiera había oído hablar de él.

Y todo esto a un mes de las elecciones, tiempo más que de sobra, según parece, para establecer las bases de un municipalismo efectivo por parte del tercer partido de España. Imagínense el cabreo de todos aquellos que llevan años intentando que el proyecto avance en Ferrol. Más de lo mismo.

Estos son, sólo, parte de los mimbres que componen el cesto.

Y todo esto no se lo va a contar nadie, porque admitir que se está haciendo (casi) todo mal, muy mal, no entra dentro de ningún escenario. Al contrario, el malo, en estos casos y para estas cosas, siempre es el que levanta la mano y dice que el rey va desfilando desnudo.

Pero, con todo y con eso, no sólo se tiene que hablar de lo que se ha hecho mal, por una falta absoluta de gestión y de distancia infinita con los suyos.

Vox o, mejor dicho, los Comités Ejecutivos de Vox en Galicia, han hecho bien una cosa. Han presentado algunas candidaturas en pequeños municipios en los que, con el voto del candidato y de unos cuantos familiares cercanos, ocurrirá aquello tan gallego del “malo será”…

En concreto, 9 de esos 39 municipios en los que Vox se presenta en Galicia, no llegan a los 3.000 habitantes. De hecho, 4 de ellos apenas superan los 1.000 habitantes.

Bien jugado.

Y en eso encomienda sus esperanzas Vox en Galicia.

El fracaso no será el resultado, se obtengan o no se obtengan concejales en algún ayuntamiento de mayor o menor envergadura. 

El fracaso ya se ha producido mucho antes de la celebración de las elecciones. Muchísimo antes.

Pero no se equivoquen amigos, si Vox no consigue ningún concejal en Galicia, la culpa será, siempre, de factores que nada tendrán que ver con años de desidia y seguidismo ausente de crítica y proactividad. Y no se hablará más del tema.

De hecho, ya hay alguna venda colocada, previa a la herida, por si acaso. 

En el mensaje fijado en Twitter de Vox La Coruña se puede leer: “Aquí, en Galicia, sufrimos un silencio atroz por parte de los medios”.

Me atrevería a decir que eso es lógico, cuando Vox se dedica a vetar medios dispuestos a darles voz, como este desde el cual les escribo. 

Pero lo importante es el relato… ¿no?

Y si, por azares del destino, Vox obtiene algún concejal en Galicia, pueden estar seguros de que se lo venderán como el milagro de los panes y los peces.

 

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