Derecho a la información
Tiempos de posverdad
«Miente, miente, miente….
¡que algo quedará!»
Las RRSS están en llamas, una legión de «iletrados, irresponsables e inconscientes», mensajeros del odio, la grieta y la frustración personal, fogonean estas herramientas maravillosas que nos han permitido desde su creación expresarnos en libertad e integrarnos a la sociedad global derrumbando todos los muros del condicionamiento informativo e ideológico.
A pesar del valor indiscutible que estas herramientas de comunicación tienen, también su propia libertad, con filtros de posteos solo de temas sensibles para menores de edad, padecen la inexistencia de un manual de estilo, o APP alguna para evitar el catastrofismo y terrorismo ideológico que se practica de uno y otro lado en relación a los temas de actualidad.
Es así, que muy a pesar de todo lo que hacemos desde la comunicación para combatir la posverdad, los bucaneros y filibusteros de turno, sin filtro alguno, desparraman sus traumas y rencores incendiando esta herramienta de comunicación, clave para una sociedad global sin límites geográficos, que la utiliza con respeto y educación.
Estos sujetos supra culturosos, manifiestan, no solo su condición de solitarios atormentados, sino que también juegan al más peligroso de los juegos vocacionales: «ser periodistas / opinólogos», marca registrada del «seudo periodista típico» que todo lo sabe y todo lo opina, ¡aunque no se tenga ni idea de qué se habla!
Los temas de actualidad son el «botón de muestra» de este aquelarre de contenidos y opiniones apócrifas, que desgastan la fe de la gente, consumen su energía vital y crispan a mujeres y hombres sometiéndolos a una tensión física y reacción dialéctica casi inevitable.
Nada cambiará, si no tratamos definitivamente de entender que de nada sirve «entrar al ruedo» respondiendo esas provocaciones, que en realidad buscan ese cometido, camuflándolo en la tan mentada «libre expresión», que por supuesto en ningún manual de estilo figura utilizando semejantes groserías y tan monumentales falacias, de origen temerario y tóxico.
Gustavo Rachid Rucker
