Una nota escrita por un niño en 1930 sobre la inauguración de una presa por parte del rey Alfonso XIII, recientemente encontrada, ha suscitado reflexiones sobre la importancia de las obras hidráulicas en España. El padre del niño era ingeniero de caminos y trabajaba en la construcción de presas. En un país con una necesidad cada vez mayor de acumular y retener agua, la derogación del Plan Hidrológico Nacional hace casi veinte años ha llevado a una parálisis en la construcción de infraestructuras hidráulicas y ha perdido la oportunidad de obtener fondos europeos para soluciones a largo plazo. La Ley de Aguas de 1879 fue una pieza clave para mantener la continuidad de la política hidrológica española hasta 1985, pero desde los años veinte del siglo pasado, la construcción de presas ha seguido un mismo trazado, sin importar el régimen político en el poder. Un ejemplo es el embalse de Cíjara, que fue iniciado por el socialista Indalecio Prieto en 1933 y fue inaugurado por Franco en 1956. Otro ejemplo es el pantano de Camarillas, inaugurado por Alcalá-Zamora en 1932 y reformado por Franco en 1963. Detrás de esta continuidad está Manuel Lorenzo Pardo, el ingeniero de caminos que ideó las Confederaciones Hidrográficas en 1926, durante la dictadura del general Primo de Rivera. La falta de una política hidrológica estable en España es preocupante, ya que el agua es un recurso vital y la construcción de presas es fundamental para garantizar el suministro en tiempos de sequía.
