“El PSOE ha renunciado al socialismo liberal que le caracterizaba, para apoyarse sobre una mezcla de radicalismo y oportunismo populista. Intentar que los socialistas apoyen una estrategia diseñada por Oriol Junqueras, Pablo Iglesias Turrión y Arnaldo Otegi hace pensar en una mutación de hondo calado. La mezcolanza del socialismo con el terror, la secesión y el populismo radical apunta a que el PSOE ha dejado de responder a sus pautas históricas. Baste recordar las palabras de uno de sus estrategas: “Vamos a Madrid a destruir el régimen del 78”.
Los aliados del gobierno socialista intentan cada día cavar una fosa para las instituciones básicas del Estado de Derecho: la Constitución, la Jefatura del Estado y el Tribunal Constitucional.
Legislar ad hominem para evitar la sanción a los protagonistas de un golpe a la democracia y la libertad, hacer desaparecer los delitos, o aminorar las penas para favorecer a los delincuentes, legislar con una penosa técnica jurídica hasta conseguir los efectos contrarios a los que intentaba lograr la ley, la incapacidad para rectificar los errores, la indolencia para exigir responsabilidades… hacen pensar en un socialismo de la oportunidad, no de los principios que lo sustentan.
Lo ha expresado con claridad Ramón Vargas Machuca: “Para un socialista veterano, la mutación que viene experimentando el PSOE en los últimos años es una señal más de que la socialdemocracia, y no sólo en España, se está agotando; o peor aún, se está transformando en otra realidad en la que ya muchos no nos reconocemos”. “”
Esto que les acabo de leer es un fragmento de un artículo publicado ayer en el diario El Mundo. Llevaba por título: “Un malestar inmenso”. Y no, no estaba escrito por un político de derechas, ni por un periodista, ni un analista parlamentario, sino por un socialista con más que sobrada autoridad para hablar del PSOE. Era Alfonso Guerra quien lo firmaba, el que fue vicepresidente del gobierno de Felipe González y autor del libro “La España en la que creo; en defensa de la Constitución”. Estas palabras forman parte del prólogo de esta obra, que acaba de ser reeditada por La Esfera de los Libros.
Estas valoraciones acerca de la deriva emprendida por el PSOE, plasmadas por el que fuera uno de sus principales dirigentes, deberían llevar a los socialistas españoles a una profunda reflexión acerca de eso en lo que se ha convertido su partido. Eso en lo que lo ha convertido Pedro Sánchez.
Que sea el propio Alfonso Guerra el que reniegue de la alianza que Sánchez ha sellado con los albaceas del terrorismo etarra, del golpismo separatista y del populismo más radical, es una buena muestra del grado de degeneración de este gobierno.
Dejar de votar a esta izquierda insensata no es ya una cuestión de ideología. Es un necesario ejercicio de regeneración democrática. Ningún ciudadano mínimamente sensato puede ya argumentar que decide depositar en la urna la papeleta del PSOE o de Podemos, para evitar así el avance de la derecha. Es una necesidad para frenar el proceso de destrucción al que este gobierno está llevando a nuestro Estado de Derecho.
Ningún demócrata puede apoyar a un dirigente que, tras emborracharse de poder, decide dinamitar los valores de su propia Nación, destruir sus instituciones, prostituir sus leyes, perjudicar sus intereses, despreciar sus símbolos, desmantelar su historia, criminalizar el legado recibido, menospreciar su lengua universal y pisotear nuestras libertades.
Y eso es lo que está haciendo este gobierno de socialistas oxidados, comunistas trasnochados, oportunistas descarados, golpistas condenados e indultados, y filoterroristas que deberían estar encarcelados.
Puede que usted sea de izquierdas. Párese un momento a reflexionar. ¿Es esto lo que defiende la ideología en la que usted cree?
No soy yo quien se lo pregunta. Es Alfonso Guerra, un político nada sospechoso de ser un reaccionario, y que nos dice que no se siente identificado con esta izquierda. ¿Usted sí? ¿Es ésta la libertad por la que tanto hemos luchado?